Declaración del CC del MLPD sobre la muerte de Nelson Mandela
El cambio "pacífico" a las relaciones democráticas que fue alabado por todos los gobiernos burgueses, salvó la dominación del capital financiero sudafricano y evitó hasta el día de hoy un justo castigo por su sangrienta dominación racista.
Ya a comienzos de los años 1950 Mandela fue un importante dirigente del movimiento de liberación ANC. Después de la brutal masacre de Sharpeville en 1960, él apoyó también la legítima lucha armada por la liberación, y por un tiempo determinado dirigió el brazo armado del ANC (la "lanza de la nación"). En 1964 fue condenado a cadena perpetua por el régimen blanco de los Boers bajo Botha. Luego pasó 27 años en prisión. Pero, él nunca se subordinó públicamente. A diferencia de muchos otros dirigentes del ANC, cuyo comportamiento corrupto arroja mala fama, él fue considerado como persona íntegra. Desde su conocimiento del marxismo, él resistió al anticomunismo durante su vida. Los EE.UU. le pusieron en la lista de los "terroristas" buscados, mientras que en todo el mundo un amplio movimiento de millones de personas exigía libertad para Mandela ("Free Nelson Mandela").
Pero, la heroica resistencia de la población negra sudafricana contra el apartheid y sus condiciones de vida no pudo ser derrotada a largo plazo por el régimen abiertamente reaccionario de los Boers, que actuaba con una brutal violencia. Esta resistencia se unió crecientemente con la lucha contra el saqueo imperialista de todo el continente africano. La clase obrera que crecía rápidamente, las mujeres y la juventud: todas ellas estuvieron incluidas en esa lucha.
A mediados de los años 1980 se desarrolló en Sudáfrica una efervescencia revolucionaria, particularmente en el proletariado industrial internacional en las minas y las fábricas de automóviles de los consorcios multinacionales. Por eso, a raíz de la presión del capital financiero internacional, comenzaron negociaciones secretas con Mandela. A partir de 1989, el nuevo presidente blanco de Klerk preparó abiertamente la salida del régimen tradicional del apartheid y la transición al neocolonialismo mediante la introducción de la democracia burguesa. Mandela aprobó un negocio con la política de conciliación de clases: renunciar a convocar al derrocamiento revolucionario del régimen del apartheid, a cambio de la libertad de los presos políticos, derogación formal del apartheid e integración del ANC en la Sudáfrica burguesa. Debido a eso recibió junto con de Klerk, en 1993 el imperialista "Premio Nobel de la Paz". En 1994 fue elegido como primer presidente negro de Sudáfrica; desde entonces el sistema del modo de pensar pequeñoburgués difunde la mentira vital de la Sudáfrica moderna, de la "superación exitosa del apartheid" a través de una "política de conciliación" entre los explotados y los explotadores, los oprimidos y los opresores. Por eso ahora los imperialistas tales como Obama y Merkel derraman lágrimas de cocodrilo.
Pero a las masas populares de Sudáfrica, por lo contrario, se les niega hasta ahora los frutos de su larga lucha durante décadas: el 70 % de los jóvenes negros están sin trabajo, también el 50 % de los adultos negros. En muchos townships y shacks, donde vive la masa del proletariado negro, aún hay falta de electricidad, de agua potable y de condiciones higiénicas. Mucha gente sufre hambre. La mayoría de las personas tienen que estar contentas si reciben ayuda estatal de un equivalente a 100 euros por mes; incluso los "altos sueldos" pagados por los monopolios internacionales en su mayoría no sobrepasan el equivalente de 330 euros por mes. Mientras el 75% de la población es negra, los mejores puestos en la economía todavía los tienen los blancos. Contra las huelgas autoorganizadas de los trabajadores mineros en Marikana en el 2012, la policía cometió una masacre sangrienta con 34 muertos. ¡En la realidad social aún existe el apartheid y se ha agudizado aún más durante la crisis económica y financiera mundial!
Con el ANC en el gobierno Sudáfrica misma se desarrolla cada vez más a ser un nuevo país imperialista. Sus monopolios dominan la economía africana, explotan a otros países y como miembro de los "G 20" Sudáfrica juega un papel creciente en la política imperialista mundial.
Esto es orquestado por una prevaleciente corrupción en la dirección del ANC y de la confederación sindical COSATU ligado a él, que asciende a centenares de millones de euros. También está involucrado el SACP revisionista, que antes obedecía a Moscú y cuyo personal líder encontró cobijo en la clase dominante explotadora. Entre las masas crece el descontento y la crítica a eso; se alzan las voces por una "segunda, verdadera, revolución" para eliminar verdaderamente el apartheid y para liberarse de la explotación y opresión. Hay un claro auge de las luchas del proletariado industrial internacional. Por cierto tiempo Mandela, como figura integradora social y con su gran prestigio personal, pegó muchas grietas causadas por las profundas contradicciones sociales y políticas.
La muerte de Mandela es, en muchos aspectos, un corte. Un garante importante, para que la clase obrera y las masas populares de Sudáfrica saquen también las enseñanzas correctas y diferenciadas de su vida y de su obra, es fortalecer la construcción del miembro de ICOR, CPSA/ML, Partido Comunista de Sudáfrica/Marxistas-Leninistas, que ha sacado las enseñanzas de la traición a la lucha de liberación y que libra la lucha como parte de la preparación de la revolución internacional. El MLPD se compromete a apoyar aún más intensivamente su construcción en relación recíproca con el fortalecimiento de las autoorganizaciones de las masas justamente en el marco de la ICOR.
¡Viva la lucha de la clase obrera sudafricana y de las masas populares por la liberación nacional y social!
¡Consumar la lucha contra el apartheid en el camino hacia el verdadero socialismo!
¡Adelante hacia la revolución socialista internacional!
¡Proletarios de todos los países, uníos! Proletarios y oprimidos de todos los países, uníos!
10 de diciembre de 2013
Comité Central del MLPD