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Declaración del Partido Marxista-Leninista de Alemania (MLPD) sobre Venezuela: ¡Solidaridad con los trabajadores y las amplias masas en Venezuela contra las amenazas y ataques del imperialismo estadounidense!

¡Fortalecer la perspectiva revolucionaria en la lucha por la liberación nacional y social!

El Partido Marxista-Leninista de Alemania (MLPD) convoca a todos los demócratas y revolucionarios del mundo a defender el derecho de autodeterminación del pueblo venezolano contra la subversión estadounidense y las amenazas de intervención! ¡Protesta decisiva a nivel mundial el día X, en caso de una invasión o un golpe de Estado! ¡Lucha contra cualquier injerencia imperialista – sea de los EE.UU., China o Rusia! ¡Apoyar la construcción de fuertes partidos marxista-leninistas y verdaderamente revolucionarios y la preparación conjunta de la revolución socialista internacional!

La autodesignación del presidente parlamentario ultrarreaccionario Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela el 23 de enero de 2019 estuvo estrechamente coordinado y controlado de hecho por el imperialismo estadounidense. Este intento golpista de tomar el poder fue inmediatamente reconocido y aclamado por un grupo de gobiernos latinoamericanos de derecha y fascistoides. Lo mismo vale para la mayoría de los países de la Unión Europea (UE), además a iniciativa del gobierno federal alemán. Independientemente de la posición política frente al gobierno de Maduro, esta arrogante injerencia debe ser combatida resueltamente por el público democrático a nivel mundial. Los bloqueos vinculados a ella son una causa esencial de la situación de emergencia entre las amplias masas en su abastecimiento con alimentos, electricidad o atención básica de la salud. La subversión de los EE.UU. evoca además un nuevo foco de guerra.

A principios de este milenio se extendió entre las masas de América Latina un estado de ánimo revolucionario y antiimperialista partiendo del levantamiento popular argentino, el Argentinazo. Una parte importante de la clase obrera y de la población de Venezuela se entendió como revolucionaria y aspiró al socialismo. Amplias masas apoyaron al presidente carismático Hugo Chávez. Bajo Chávez, con el lema de la "Revolución Bolivariana" y la línea directriz ideológica del "socialismo del siglo XXI" se llevaron a cabo amplias medidas sociales y sociopolíticas: con respecto al papel de la mujer en la sociedad, la promoción de viviendas baratas, sistema de salud y de educación gratuitas. Todo esto se financió con los ingresos del petróleo, que en aquel momento todavía eran abundantes. Sin embargo, no se construyó una economía independiente, la base alimentaria siguió dependiendo en gran medida de las importaciones y la influencia de los supermonopolios internacionales permaneció intacta en los sectores del automóvil y la alimentación. La estatización de las compañías petroleras se propagó de manera engañosa como si fuera una transferencia a la propiedad común. En realidad, Venezuela siguió siendo un país capitalista dependiente.

Desde 2017, la UE y el gobierno alemán también han participado oficialmente en las sanciones y medidas de embargo contra Venezuela. Encabezada por los EE.UU., se congelan las cuentas bancarias en el extranjero, se impiden las transacciones financieras internacionales, se fijan los pagos por el petróleo suministrado en cuentas bloqueadas, y la propiedad venezolana en el extranjero, especialmente en los sectores de producción y de logística del consorcio petrolero estatal, se pignora forzosamente como indemnización a los principales consorcios internacionales por la pérdida de ganancias debido a las reformas sociales del entonces gobierno de Chávez. Principalmente estas medidas del imperialismo estadounidense y de la UE son responsables de que importantes suministros de alimentos y medicinas esenciales ya no se pueden pagar, no llegan o son negadas. Los salarios reales cayeron en más de un 75 por ciento en los últimos tres años, lo que se agudizó por la caída masiva de los precios del petróleo y un amplio bajón de la producción industrial debido a la falta de piezas de repuesto. Al mismo tiempo, hay una espantosa inflación galopante. Con intención se ha empeorado así la situación de abastecimiento en el país que depende casi por completo de las importaciones y también se ha contribuido a provocar un éxodo masivo. Por lo tanto, la "preocupación por el pueblo venezolano" y la propia presentación como "guardián de la democracia" que manifestó en público el ministro de asuntos exteriores de Alemania, Heiko Maaß, es pura hipocresía.

La Rusia neoimperialista y la China socialimperialista se presentan como "tabla de salvación" con amplios préstamos y entregas de armas. Se hacen pagar por ello con concesiones para la futura explotación de petróleo y de oro. Venezuela debe unos 63.000 millones de dólares estadounidenses principalmente a China y Rusia, después de que las deudas con el Banco Mundial y el FMI fueran pagadas durante la época de Chávez. Ya en el 2014, Venezuela tuvo que entregar el 13 % de su producción de petróleo a China para pagar sus deudas. 500.000 barriles de petróleo crudo fueron entregados diariamente a China.1 La Corporación Nacional de Petróleo de China está involucrada en varios proyectos de explotación en Venezuela. Además de las existentes participaciones, las compañías rusas de petróleo y gas están planeando nuevas explotaciones de gas natural en alta mar. En diciembre de 2018, Rusia firmó un acuerdo de inversión con Venezuela por otros 5.000 millones de euros, entre otras en el sector minero. La agresión del imperialismo estadounidense se dirige también contra la crecida influencia de estos competidores neoimperialistas como China y Rusia en el así llamado "patio trasero de los EE.UU.".

El MLPD se compromete en la plena solidaridad expresada por la ICOR ya en junio de 2017 "con el pueblo de Venezuela … en su lucha por el derecho a decidir de manera democrática su propio destino". Todas las fuerzas democráticas están convocadas a protestar en todo el mundo contra esta intervención imperialista en la soberanía nacional de Venezuela.

Cínicamente, se produce primero una situación catastrófica de abastecimiento de las amplias masas y luego, con escenificadas "entregas de ayuda humanitaria", se construye sistemáticamente un pretexto para la oposición para intervenir también directamente con fuerza militar. Un peligroso juego con fuego y el peligro de un conflicto militar y la confrontación directa de varias fuerzas imperialistas en la lucha por la influencia y las posibilidades de acceso al país con las mayores reservas de petróleo del mundo. ¡Lo que se necesita es la unidad internacional antiimperialista que se posicione contra cualquier injerencia imperialista!

Sin embargo, la conciencia antiimperialista y revolucionaria profundamente arraigada entre grandes partes de las masas venezolanas, quienes debido a sus experiencias aborrecen al imperialismo estadounidense, debe ser considerada sólo en parte como apoyo a Maduro. Dirigir el golpe principal contra la agresión estadounidense y sus cómplices no puede significar renunciar a la crítica de la política del gobierno de Maduro. La burguesía dominante se desplegó bajo su gobierno; las deudas externas y los accionistas (incluyendo también las filas del partido de Chávez y los militares en los niveles directivos) fueron atendidos en gran medida puntualmente incluso en la más profunda crisis económica, y la corrupción está floreciendo hasta en el propio gobierno. La dependencia imperialista, especialmente de China y Rusia, se profundizó, al igual que la orientación unilateral a la mera exportación de petróleo importando al mismo tiempo grandes cantidades de importantes alimentos básicos. Maduro lo justifica e intenta tranquilizar las crecientes críticas con la esperanza de que primero se debería "impulsar … un plan, un programa que nos lleve a la construcción del socialismo bolivariano". (Discurso de Maduro en el IV Congreso del PSUV, en internet: www.youtube.com/watch?v=jw8axD6P6Ys). Ideológicamente Maduro sigue difundiendo el concepto ilusorio del socialismo del siglo XXI.

En el libro Aurora de la revolución socialista internacional el MLPD ya calificó en el 2011 el carácter de esta política:

"El programa antiimperialista-burgués del «Socialismo del siglo XXI» es una ilusión; su contenido lo es todo, menos revolucionario. Este programa intenta, mediante las estatizaciones, eludir el problema decisivo – la cuestión del poder.

Con el cambio de propietario no cambian las relaciones de propiedad. …

Con la instalación de gobiernos de izquierda, antiimperialistas, la influencia decisiva del capital financiero internacional en los respectivos países fue, en el mejor de los casos, restringida, pero no superado su dominio único. Lo que se consiguió fueron solamente concesiones a los intereses nacionales de las masas populares y una progresista política social y de reformas desde arriba, las cuales debían prevenir una agudización ulterior de la lucha de clases. Con ellas mejoraron las condiciones de vida del pueblo y se ampliaron las posibilidades para construir autoorganizaciones de las masas. Pero, al mismo tiempo, fue puesta en duda la necesidad de construir un fuerte movimiento antiimperialista revolucionario." (Stefan Engel, Aurora de la revolución socialista internacional, págs. 542-543).

Demuestra ser cierto lo que se predijo acertadamente en este libro:

"Todos los antiimperialistas deben estar conscientes de que los imperialistas no se quedarán mirando semejantes desarrollos durante un tiempo ilimitado. Tan pronto vean sus intereses en un serio peligro y consideren la situación como oportuna, van a forzar la destitución de tales gobiernos." (Ibíd., pág. 543).

La teoría del "socialismo del siglo XXI" es, en última instancia, una teoría revisionista del camino pacífico hacia el socialismo. Ha provocado gran confusión en el movimiento revolucionario internacional y ha contribuido además a frenar de nuevo las aspiraciones revolucionarias de las masas, especialmente en América Latina a principios del milenio, y encauzarlas hacia vías reformistas o parlamentarias.

Con el desarrollo en Venezuela, la teoría del "socialismo del siglo XXI" fracasó completamente – no fracasó el socialismo, sino la ilusión de una "transformación pacífica" de los países neocolonialmente oprimidos en Estados soberanos e independientes del imperialismo, y de una transición pacífica hacia el socialismo terminó en escombros.

Sin embargo, el reclamo de independencia de Venezuela frente al imperialismo estadounidense sigue siendo una espina clavada en su costado y un serio obstáculo en su lucha competitiva internacional. Los imperialistas estadounidenses y el capital financiero internacional hacen todo lo que pueden para forzar al país con las mayores reservas de petróleo del mundo nuevamente bajo el yugo de su explotación neocolonial.

El evidente fracaso de las ilusiones, el desarrollo negativo de las condiciones de vida de las masas y la intensificación de las crisis en el país van acompañados de decepción, resignación y desorientación entre las masas hasta que no vean una verdadera alternativa socialista. Por lo tanto, es crucial llevar adelante la construcción de organizaciones verdaderamente revolucionarias que puedan comunicar conclusiones positivas de la confusión ideológica, de la crisis política y económica del sistema y de la situación catastrófica de la vida. La perspectiva del pueblo venezolano reside en la lucha por la verdadera liberación nacional y social como parte de una revolución socialista internacional.

Para ello, las fuerzas revolucionarias y marxista-leninistas en Venezuela y en todo el mundo deben ser fortalecidas y alentadas para construir su propio partido. Los revolucionarios alemanes, en particular, podemos reafirmar esto a partir de las amargas e instructivas experiencias de la Revolución de Noviembre de 1918 en Alemania: hace cien años las fuerzas revolucionarias se separaron demasiado tarde de la socialdemocracia; el partido comunista se construyó demasiado tarde. El KPD fue fundado cuando la situación revolucionaria ya se había atenuado. La revolución fue reprimida sangrientamente, las fuerzas burguesas reaccionarias tomaron el poder estatal y los líderes de la revolución, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, fueron brutalmente asesinados. Por lo tanto: ¡Fortalezcamos la construcción de partidos revolucionarios, marxistas-leninistas!

Se exige la solidaridad internacional:

¡Manos fuera de Venezuela! ¡Contra cualquier injerencia y dependencia imperialista!

¡Viva la solidaridad internacional!

¡Por la construcción de un frente único internacional antifascista y antiimperialista!

¡Fortalecer la ICOR, la importante agrupación de los revolucionarios del mundo!

¡Adelante con la preparación de la revolución socialista internacional!

1 NZZ (Neue Züricher Zeitung) de 25/07/2014.

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